La época de 1994 fue un tiempo agitado en México: la apertura democrática, el movimiento del EZLN y asesinatos de un candidato y un alto funcionario del PRI. El contexto político, sin embargo, no lo abarca todo.
En la música, otros temas se cocían. El incipiente rock mexicano contemporáneo ya daba pequeños pasos.
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Bandas aparecían y se iban sin pena ni gloria. Otras, quedaron en el colectivo por décadas, dos para ser exactos.
Los Ezquisitos, con 24 años en la escena, siempre fue una banda espontánea, con letras que contaban historias que desternillaban de risa. Brisa Vázquez nos cuenta sobre la banda – conformada por Brisa, Nacho, Güilly y Alex -, su historia y sus pretensiones.
“Comenzamos de una manera muy improvisada. Para empezar, nos dimos cuenta que necesitábamos un guitarrista, porque ninguno de los tres (Güilli, Nacho y ella) en realidad habíamos tocado prácticamente nada. Nacho entonces dijo “ah, pues tengo un alumno, creo que toca guitarra, le voy a decir que venga al ensayo”. Y así fue como llegó, el entonces joven Alex, y ahora Tío Alex”.
Lo que definió a Los Esquizitos fueron los gustos de los integrantes, las bandas que más les gustaban. En realidad, la banda no adoptó el Surf como género a seguir, no fue algo premeditado; fue saliendo.
Sus composiciones eran “cábulas” que se armaban entre ellos, que devenían en experiencias, anécdotas graciosas, que de a poco se convertían en canciones. Así fue como nació una de sus canciones más icónicas: ‘Pum, pum, bang, bang’.
“Como se nos ocurrió no sé. Llegamos a comer ahí con Nacho y entonces Alex y Güilly sacaron el primer esbozo de lo que sería una letra y ahí comenzamos a aportar una frase, una palabra, entre cábula y cábula, armando la historia. Así fue como quedó esa rola, que la verdad, nunca pensamos sería emblemática de Los Esquizitos.
Desde su primera presentación en un billar en Insurgentes Sur, hasta su primer disco, las rodadas de Los Esquizitos estuvieron plagadas de anécdotas graciosas, que eran inmortalizadas en letras.
Allá donde los llamaban, allá iban. A veces tocaban junto a grupos con un estilo “hardcore”, en tocadas extrañas. Así sería el inicio de la banda.
El proceso de su primer disco se dio de manera sorpresiva; mientras ellos pasaban días enteros ensayando, tocando en XV años, fiestas de la tía, para los padres, para los amigos (y luego escuchar la banda de esos amigos), alguien se interesó por grabar sus melodías en un disco.
“El primer disco fue algo que no buscábamos, fue algo espontáneo. Edmundo Navas que era el dueño de Opción Sónica, se enteró que tenía una banda; vino a escucharnos a un ensayo, porque él buscaba bandas que producir; siempre ha impulsado mucho la escena subterránea. Entonces él buscaba bandas para su sello”.
Edmundo Navas, tuvo la visión para producir un disco con la banda, y encargó la tarea a Rogelio Gómez, el que produjo del primero al penúltimo disco de la agrupación, hasta su lamentable fallecimiento, cuenta Brisa.
A partir de este, comenzaron a tocar mucho más y a presentarse en sitios más establecidos. La Diabla, La Viuda y (el ahora extinto) Rockotitlán, fueron visitados por el rock loco, de garage, surf rock (este sin buscar que fuera su género dominante) de Los Esquizitos.
Luego de 24 años, siguen haciendo la música que les gusta, que sí, ha gustado, pero que no es lo más importante.
“Estamos aquí porque nos gusta lo que estamos haciendo; digo, de casualidad hay alguien a quien le gustó, pues qué bueno”.
Un nuevo género pudo haber sido inventado por ellos, algo habrá de cierto en eso. Actualmente, la juventud llega con ahínco a sus presentaciones, y siempre piden ‘Pum, pum, bang, bang‘.
Luego de una larga trayectoria, un vinil de Los Esquizitos será lanzado. Contiene, además de rolas inéditas, una nueva versión de ‘Pum, pum, bang, bang’, y un cover de ‘Benny & the jets’ de Elton John. Esto para el 21 de abril en Rabioso, en Donceles 64.
“Tenemos otras cosas ya grabadas que también están por salir y pues así como ha sido la vida de esta agrupación seguir esperando cosas locas”.