Un hombre de 1. 88 m de estatura entra por el gran portal metálico. Siempre con el peinado perfecto. Los celadores lo miran con recelo. El hombre, totalmente de negro, camina con parsimonia. Hombres con las manos en los bolsillos. Unos camarógrafos afinan sus armas de batalla. El hombre adusto, sin expresión. Una mujer se une a él. Fotos de rigor. Sonrisas. Poses.
La Prisión de Folsom en California recibe a Jhonny Cash con mesura. Poco después, esa mesura se pierde. Ya dentro del pequeño auditorio abarrotado Cash toma el micrófono y su guitarra; ‘Folsom Prison Blues‘ suena y los prisioneros miran atentos, abstraídos, hipnotizados.
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Sólo un hombre de la talla de Jhonnny Cash podría, en pleno auge de su carrera, realizar un concierto en una prisión. Para hombres menoscabados por el arraigo. La “escoria” de la sociedad. Cash, que lo vivió, sólo sabe lo que significa.
Los hombres saludan al hombre de negro. Vitorean y, por un momento, olvidan la pena que los persigue.
Jhonny Cash, el hombre pionero del rockabilly, dejó este mundo el 12 de septiembre de 2003. Hace 14 años por complicaciones de diabetes. Sin embargo, nos dejó grandes composiciones y además del rockabilly, también influyó para que el rock fuera lo que es hoy.
Con problemas de adicciones e inmoralidades, como muchos en la industria, pero de un genio inigualable, Cash, número 31 en la lista de los mejores artistas de la historia según Rolling Stone, nos dejó grandes composiciones como ‘Hurt‘, ‘Ring Of Fire‘, ‘Walk The Line’ y ‘The Man Comes Around‘, pero sobre todo, esperanza:
“No importa lo mucho que hayas pecado: no debes perder la fe porque vendrán tiempos mejores“
Poco antes de morir, el señor Cash se redimió y encontró paz. Hoy, recordamos al hombre y gran cantautor.
Una de sus grandes.