En una industria musical obsesionada con la perfección artificial y los éxitos instantáneos, el nuevo proyecto de Fotoform llega como un recordatorio necesario del poder transformador del arte verdadero.

El sencillo “Grief is a Garden” es quizás el mejor ejemplo de este enfoque. Cuando House canta “las olas siguen rompiendo, imprevistas”, no estamos ante una metáfora vacía, sino ante el testimonio de alguien que ha sentido el peso inesperado de la pérdida. La música, con su tempo pausado pero implacable, recrea esa sensación de ser arrastrado por emociones que no podemos controlar.

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Lo que hace especial este trabajo no es solo su indudable calidad musical – con esas guitarras que parecen susurrar secretos y voces que flotan entre los sintetizadores – sino su honestidad radical. En tiempos donde hasta el dolor se convierte en espectáculo en redes sociales, Kim House y Geoff Cox nos ofrecen algo mucho más valioso: la autenticidad de quienes han vivido lo que cantan.

Pero lo verdaderamente revolucionario del sencillo es cómo transforma esta materia prima dolorosa en algo bello, incluso esperanzador. Como el jardín metafórico que da título al trabajo, estas canciones muestran que del suelo más árido pueden brotar flores inesperadas.

En un mundo que nos enseña a esconder nuestras heridas, Fotoform nos recuerda que es precisamente en nuestras grietas donde reside nuestra auténtica belleza. Su música no ofrece soluciones fáciles, sino algo mucho más valioso: la compañía solidaria de quienes han transitado caminos similares y han encontrado, al final, no un final feliz, pero sí la posibilidad de seguir floreciendo.

Fotoform: Música que abraza el alma en tiempos de incertidumbre