Para muchos, la oportunidad de ver a Juan Son tocar viejas y nuevas canciones tardó 5 años, desde su última presentación junto a Porter, en la edición del Vive Latino 2013.
En el 2017 realizó presentaciones de su proyecto 7. Se presentó en algunas ciudades de México; pero, después de eso, volvió a su exilio para continuar aprendiendo del universo.
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Esta vez, regresó para complacer a todos los que aclamaron su música. Y se notó la alegría por verlo en el escenario con el Sold Out que logró. Para antes de las 17:00 horas, las personas ya habían formado una gran fila frente al Lunario, pero eso no fue suficiente para intimidar a los que custodiaban el recinto, quienes se acataron a las órdenes y permitieron el acceso hasta las 18:30 horas.
Poco a poco se llenó el lugar. Entre el público se notó el brillo y túnicas de aquellos fieles del culto a Juan que se presentaron con un atuendo acorde a una época de oro futurista, como se pidió en el cartel del evento. En punto de las 19:00 horas, el lugar quedó en completa oscuridad y salió al escenario el acto de apertura. Bajo la luz de solo un reflector Transgresorcorruptor, a cargo de Yamil Rezc, envolvió a los asistentes en un ambiente estridente y místico. Un viaje continuo, durante más de 30 minutos, con graves que retumbaban en los oídos de todos.
Al finalizar Transgresorcorruptor, el lugar regresó a su completa oscuridad. A las 19:41 horas, las luces regresaron y se hizo presente Juan Son, que reflejó una increíble comodidad con la túnica verde fosforescente, el cinturón dorado y las sandalias que llevaba puestas. Con él salieron los que formarían el trío de la noche. Para no agregar un segundo más a la larga espera, entre gritos, ovaciones, sentado y solo con su guitarra en mano inició el misticismo de “King Ludwig ii”.
A pesar del efecto hipnótico que creó con esa primera canción, el público expresó toda la euforia que tenía contenida. Con ánimo, se levantó, puso su guitarra a un lado y el trío hizo sonar una versión relajada de “Cuervos”. Juan, al ritmo de la música, inyectó energía con los pasos que a todos vuelven locos e hizo recordar la época en la que lideraba a Porter.
Antes de iniciar la siguiente canción, aprovechó para contar sobre una ocasión en la que quedó maravillado por ver un lugar en donde se impartían clases de baile a personas de la tercera edad y que le sirvió de inspiración para componer “Hippocampus”. Acto siguiente, comenzaron a tocar ese tema y, sin detenerse, seguió con “Vaquero Galáctico”; después “Resplandor” y “Wind”, que en ningún momento hicieron perder el ritmo y, para hacerlo aumentar, presentaron una versión un tanto electrónica de “Host of a Ghost”, en la que tanto la vibración de los pasos como el coro hicieron cimbrar el piso.
Juan tomó la guitarra, se volvió a sentar y anunció un bloque más tranquilo para que todos se relajaran. Inició con un poco de su proyecto 7, lo que generó gritos y la paradoja de una atmosfera ligera. Durante unos momentos, Juan se las vio difícil debido a que no recordaba los acordes de la canción, pero los aplausos del público le sirvieron de apoyo para continuar y finalizar el tema. Una versión lenta de “Mermaid Sashimi” fue la siguiente. Al terminarla, tomó el micrófono para hablar sobre una ocasión en la que, mientras esperaba en carretera, vió los colores que se formaron, en gotas de agua, por los camiones que pasaron; historia que sirvió para escribir su siguiente canción, “Rainbows” y con atmosfera de colores, creada por las luces del lugar, tocaron la canción.
Para cerrar el bloque lento, se escuchó “Mr. Owl”, después Juan se levantó y la efervescencia de sus pasos revivió gracias a “Vivimos in LA”. Durante algunos minutos se dedicó a presentar a las personas que lo acompañaban en el escenario; Yamil Rezc en la guitarra y Simone Pace, productor de Space Hymns y el concierto, en la batería. Continuaron con “Remember”, momento en el que juan se desconcertó por algo que golpeó en su cuerpo, pero sonrió al darse cuenta de lo que era, un sostén gigante y siguió con la canción.
El público se volvió loco al escuchar las primeras líneas de “Espiral”, en una versión más tranquila, aunque, aún bailable; y “Nada”. La multitud mantuvo el ánimo y el movimiento, solo hasta saber que “Siento” sería la canción final. Esto aumento la energía y al unísono se escuchó: “Me siento tan amado…”
Juan Son agradeció a todos aquellos que estuvieron presentes en esa noche tan especial y anunció que estaría en el lobby para firmar las playeras y tomarse fotografías con los que compraron mercancía oficial.
Sin duda, Juan saldó la deuda por la espera tan larga que hizo pasar a todos los amantes de su música.
Fotografía: Emmanuel V. Molina.